Siete formas en que su andador puede ayudarle a ser independiente

Lo que me quedó muy claro cuando era niñita era lo importante de poder moverse de forma independiente. Mi madre era la directora de un centro escolar para niños sanos y con discapacidades.

Uno de los primeros recuerdos que tengo es el de una niña de preescolar, Marie (aunque no es su nombre real). Ella tenía distrofia muscular. Se arrastraba por la alfombra del aula, pero para ir de un lugar a otro tenían que cargarla o llevarla en una carriola.

Un día, Marie llegó a la escuela con un artefacto metálico brillante y aparatos ortopédicos en sus piernas que estaban sujetados con correas de cuero color canela y hebillas plateadas. Fue la primera vez que observé un andador.

Empujando su andador al frente de ella, Marie era capaz de moverse por cuenta propia. Podía desplazarse por el aula sin la ayuda de un adulto. Ella decidía adónde ir y se trasladaba hasta allí sin tener que pedir a alguien que la cargara.

Marie incluso podía acceder a la mayor parte del patio de juegos. Antes de que tuviera su andador, pasaba la mayoría de los periodos de juego dentro del arenero infantil.

El andador de Marie le brindaba independencia y le permitía experimentar el mundo de formas que eran nuevas para ella.

Los adultos que comienzan a enfrentar problemas de movilidad pueden sentir que el mundo se les termina.

Perder la movilidad puede significar la pérdida de la independencia. Puede ser algo devastador para un adulto activo, especialmente, si aquello que provoca la pérdida es una afección degenerativa o permanente.

Es común que los adultos que comienzan a enfrentar problemas de movilidad se sientan aislados. Quizá tenga que quedarse en casa en vez de salir con los amigos y la familia.

Por otro lado, es común sentirse débil y estorboso. Posiblemente, sea necesario pedir ayuda para realizar cosas que anteriormente podían hacerse por cuenta propia.

Igualmente, es probable que el grado de actividad disminuya mucho. Cuando los músculos no se utilizan se debilitan. Si el padecimiento es degenerativo, al no emplear los músculos puede perderse muy rápidamente y por completo la capacidad de moverse de forma independiente.

Un andador devuelve algo de independencia.

1. Conserva su musculatura más tiempo

Los músculos necesitan trabajar de manera regular para conservar su fuerza. Aunque muchos padecimientos son degenerativos, también es posible ralentizar el deterioro con el ejercicio apropiado. Por lo regular, caminar es una excelente forma de ejercitarse para la mayoría de las personas. Yo me canso rápidamente si camino sin ningún apoyo, además de que puedo caer. Un andador me da la estabilidad y el apoyo necesarios para avanzar distancias grandes. Asimismo, me brinda un asiento para descansar siempre que lo necesito.

Yo sufro de distrofia muscular de la edad adulta. Con ejercicio habitual, lo cual incluye caminar, no solo he disminuido el avance de la pérdida de los músculos, sino que he recuperado un poco de fuerza. Gracias a esto, aún puedo caminar distancias cortas cerca de mi hogar sin ningún apoyo. Me siento segura al quedarme sola en casa, así como en cualquier lugar adonde vaya sin nadie más.

2. Haga sus compras (y evite los gérmenes)

No me siento segura al recorrer una tienda por cuenta propia, a menos que lleve mi andador. Podría perder el equilibrio y caer, o fatigarme y sentir la necesidad de sentarme.

Puedo colocar varios artículos en la cesta de mi andador. Por lo regular, me brinda el espacio necesario si tengo que comprar algo cuando voy a la ciudad sin compañía. Si mi esposo me acompaña los fines de semana, podemos dividir la lista de compras y reunirnos en las cajas.

Prefiero utilizar mi andador que uno de esos carritos eléctricos que hay en muchas tiendas. Me gusta ver los rostros o las nucas de las personas mientras hago mis compras, en vez de sus espaldas o traseros.

Además, no soy nada buena manejando esos carritos. Cuando tengo que hacer uso de uno, la gente suele apartarse temerosa de mí. Siempre que hago el intento de desplazarme entre los comestibles y los niños pequeños ocurren varios choques, el carrito no deja de emitir pitidos y también es común que la gente de mi alrededor utilice un lenguaje bastante folclórico dirigiéndose a mí.

Igualmente, la COVID hizo que me diera cuenta de lo bueno que es tener mi propio dispositivo de movilidad al salir y estar entre personas. Por ejemplo, ¿realmente cree  que desinfectan esos carritos cada vez que los utilizan? ¿Y acaso las toallitas desinfectantes realmente funcionan en el hule esponjoso, poroso y roído de los puños?

Me siento mucho mejor utilizando un dispositivo que solo yo y mi familia podemos tocar. Igualmente, la práctica bolsa con cremallera me sirve para llevar desinfectante de manos, mascarillas adicionales y otros pequeños artículos.

3. Muévase en casa sin ayuda de nadie

He logrado con bastante éxito conservar mi musculatura caminando y realizando otros ejercicios que mi fisioterapeuta me recomendó. Gracias a esto, puedo moverme dentro de mi hogar sin un dispositivo de apoyo para la movilidad.

Fuera de casa, puedo utilizar mi andador para dar caminatas, ir por la correspondencia o recoger los paquetes que dejan en el pasillo de entrada.

4. Que lo tomen de la mano al caminar solo cuando lo desee

No me malinterprete, acepto que me encanta tomar la mano de mi esposo cuando caminamos por la playa, durante los paseos a la luz de la luna y en otras ocasiones así de cursis.

Otras veces es agradable poder caminar por cuenta propia. Como cuando hace calor y nuestras manos están sudorosas. O después de que mi esposo no logra atiborrarse su cono de helado antes de que comience a escurrir por sus manos (yo me como mis helados con cuchara y en un plato, como una persona civilizada).

Gracias a mi andador, hasta puedo patalear cuando me da por hacer berrinches.

5. Resiste más tiempo que su pareja en la ferretería

Solía sentirme intimidada cuando acompañaba a mi esposo a Home Depot.

Me quedaba pegada a él, por temor de perder el equilibrio y caer. Recorríamos lentamente cada pasillo mientras él examinaba todos los pernos y contemplaba las lámparas. Antes de que tuviera mi andador, en una ocasión casi me tuve que sentar en el piso del pasillo de plomería porque se me cansaron mucho mis piernas.

Ahora puedo pasar todo el día ahí. No me da temor ponerme a pasear sola y observar las plantas para interiores y los electrodomésticos. Por cierto, ¿qué hay con esos refrigeradores inteligentes?

O puedo encontrar algún lugar agradable para estacionar mi andador y sentarme. Puedo observar a las personas que pasan, o sacar mi tableta para jugar solitario o buscar información sobre refrigeradores inteligentes. Resulta que algunos tienen cámaras en el interior y puede ver qué tienen almacenado mientras está en el supermercado.

¡Eso me interesa! Mi esposo hace la mayoría de las compras cuando regresa del trabajo a casa, así que yo soy la que abre el refrigerador para ver qué necesitamos. En las compras grandes, llega a enviarme mensajes de texto o llamarme cada cinco minutos para pedirme que revise si tenemos tal o cual cosa.

6. Libere a su niño interior

¿Recuerda cuando era niño y le compraba una bicicleta nueva? Era emocionante, ¿verdad? Esas ruedas nuevas le daban más independencia y le llevaban a lugares a los que no podía llegar antes. Tener un nuevo andador se siente casi igual:

Bicicleta: antes de ir a la tienda de bicicletas para recogerla, me imaginaba todas las aventuras que viviría con ella. Me imaginaba los lugares a los que iría en bicicleta con mis amigos y todos los accesorios que le pondría: campanita, cesta, serpentinas.

Andador: antes de que me lo entregara UPS, me imaginaba todas las aventuras que viviría con él (especialmente cuando compré mi Veloped todoterreno de Trionic), los lugares a los que podría acompañar a caminar a mi familia y los accesorios que le pondría: claxon de aire (¡podría haber pumas en los bosques!), cesta… bueno, ¡ya tiene una y es bastante grande! Aunque no le pondría serpentinas porque, bueno, ya he madurado poco (aunque la Navidad anterior sí le puse lucecitas a mi andador de Trionic).

Bicicleta: cuando la llevaba a casa, probaba su velocidad (y los frenos) bajando a todo lo que daba por una pendiente pronunciada. Acomodaba a mi vecina entre las barras del manillar para darle un paseo, llevarla por el camino hasta el parque.

Andador: cuando me lo dejó UPS, probé los frenos dando una vuelta por la entrada de mi casa (el demonio de la velocidad que vivía en mí me abandonó cuando me fui de bruces al andar en mi bicicleta de 10 velocidades cuando tenía 14 años). Acomodé a mi perro en la cesta para darle un paseo (él se bajó de un brinco antes de si quiera quitar el freno) y lo subí a la parte trasera de mi coche para llevarlo a un sendero accesible de London Peak.

7. Conserva su musculatura más tiempo

Sí, sé que este fue el punto número uno, pero es tan importante que se repite. Gente, muévanse o quédense ahí: es importante recalcarlo.

Muchas personas con padecimientos degenerativos se consiguen inmediatamente scooters eléctricos para personas discapacitadas o sillas de ruedas eléctricas. Con ello, abandonan años de poder desplazarse de forma independiente y optan por comenzar a contar los años siendo dependientes de otros.

Los scooters eléctricos para personas discapacitadas y las sillas de ruedas eléctricas impiden utilizar los músculos. Por otro lado, son grandes, pesados y difíciles de transportar.

Hay muchos lugares donde es incluso mucho más fácil y conveniente utilizar un andador tradicional. Con un andador todoterreno, como el de Trionic, incrementan los lugares a donde uno puede ir. Con un Veloped de Trionic, el mundo se hace todavía más grande.

Mi Veloped puede llevarme a más lugares de los que serían suficientes para satisfacer mi necesidad de salir y disfrutar del fascinante mundo exterior.

Si nota que prefiere quedarse en casa para evitar caminar, quizá sea momento de adquirir un andador. Hable con su médico o fisioterapeuta para asegurarse de elegir el dispositivo idóneo para sus necesidades. Asimismo, es importante aprender a utilizarlo de manera correcta para aprovechar todos los beneficios de caminar.

Muchas personas pueden sentir temor de que si comienzan a hacer uso de un dispositivo de movilidad, se volverán dependientes de él y renunciarán a la posibilidad de caminar sin un apoyo. En la mayoría de los casos, ello NO es cierto. Aunque, repito, es importante buscar la asesoría de profesionales médicos para cada caso en específico.

Yo utilizo un andador siempre que necesito caminar durante periodos prolongados o en terrenos abruptos en los que podría perder el equilibrio, o bien cuando me siento fatigada. Sin un andador, me sentiría con menos capacidad de moverme y posiblemente ya habría perdido más musculatura y vigor. Los lugares a los que podría llegar serían muy limitados.

He conservado fuerza y vigor suficientes para moverme sin un andador en los sitios que no resulta imprescindible o donde es imposible utilizarlo.

Los andadores son herramientas que me ayudan en mi propósito de conservar mi capacidad de moverme durante todo el tiempo que sea posible.

Me encanta la sensación de la arena debajo de mis pies. Me agrada caminar entre la nieve. Una de mis actividades favoritas es pisar hojas secas y corteza de madroños en otoño (y es mucho mejor si puedo aplastarlas con la rueda delantera de mi Veloped). Y, ¡ah, cómo me gusta hacer que resuenen los puentes de madera al cruzarlos! (Para conseguir ese efecto es necesario cruzar con un andador).

Tal como lo que lograba el andador de Marie, mis andadores me brindan independencia y me permiten experimentar el mundo como nunca lo había logrado antes.